Josefina Pineda entregó su alma al creador el día miércoles 25 de diciembre de 2024 en Providence, Rhode Island. Emprendió su partida desde su casa terrenal en Saint Elizabeth Place a sus 97 años de edad y habiendo vivido una vida plena. Se fue gozando de paz en su alma y rodeada de sus seres queridos.

Nació en Manantial, Génova, departamento de Quetzaltenango, Guatemala. Vivió la mayor parte de su vida en la capital y en Providence, RI. También vivió en New York y Cleveland, Ohio. Fue enfermera de profesión y de corazón, ya que demostró tener una verdadera vocación para ayudar a quién la necesitara.

Prestó sus servicios en el Hospital General, el Materno Infantil, y el Hospitalito de la Policía Nacional dónde culmino su trayectoria después de 27 años. Además de trabajar en hospitales, también le tendió la mano a su comunidad. Visitaba las casas de los enfermos para poner inyecciones y sueros y darles medicina e incluso brindarles compañía. Siempre estaba dispuesta a ayudar sin importarle ni la hora ni la distancia.

En Estados Unidos, trabajó en varios lugares incluyendo Saint Joseph Hospital en Providence, RI. También fue voluntaria del programa Senior Companion el cuál provee visitas a las personas de la tercera edad.

Era una persona muy sociable, amigable, y cariñosa. Asistió al Elmwood Avenue Centro por muchos años. Se distraía pintando, haciendo manualidades, y compartiendo con sus compañeros. Le gustaban las fiestas y compartir con amigos y familiares. Disfrutaba viajar por el mundo conociendo nuevas tierras y haciendo amigos en su andar. Le encantaba escuchar y bailar al ritmo de la marimba. Siempre se sintió muy orgullosa de su música y de ser guatemalteca.

Profesó la fe católica toda su vida; asistía a la misa todos los domingos a la Iglesia San Carlos y visitaba al Santísimo semanalmente. Su devoción la llevó a conocer la Tierra Santa, un viaje que consideró el más sublime e inolvidable de su vida.

Sus tesoros más preciados fueron su fe, sus hijos, y la familia. Fue una madre abnegada, cariñosa, y luchadora. Fue la pionera que se atrevió a dejar su tierra natal y viajar a Estados Unidos para así poder labrar un mejor futuro para sus hijos, a quienes amó profundamente.

Ella fue el imán que trajo a la familia y que, gracias a su esfuerzo y valentía, hoy pueden disfrutar de una vida mejor. Su sacrificio no fue en vano, pues de una u otra manera impactó la vida de muchos familiares y amigos. Todos los que la conocieron la amaron y disfrutaron de su sonrisa contagiosa, su compañía, y, sobre todo, de su bondad.

Hoy triste se despiden los que su vida compartieron, pero no perdiendo la esperanza de volver a verla algún día y no separarse jamás. Ella deja un legado de amor y sacrificio, pero, sobre todo, de perseverancia y fortaleza. Le precede su difunto esposo Julio Abelardo Pineda, su nieto Julio “Chachi” Pineda, su madre, abuelos, y demás familiares.
Le sobreviven sus hijos Flori “Florecita,” Lidia Carolina, Julio Eduardo, Luis Alberto, y Mario. También le sobreviven su hermana Paulita, sobrinos, sobrinos-nietos, nietos, bisnietos, y demás familia.

Madre querida, Madre adorada,
hoy Dios la llama a su eterna morada,
y aunque triste es nuestra despedida,
a Dios y a la Virgen gracias damos
por su larga vida.
Madre linda, Madre hermosa,
gracias por haber sido tan cariñosa.
En nuestro corazón y nuestra mente
siempre estará presente.
Hasta que Dios nos una eternamente.
Hasta pronto Madre mía
y que Dios misericordioso le conceda
su descanso eterno y brille para usted
su Luz Divina.

El velorio será jueves 2 de enero, 2025 de 5 a 8 pm en Keefe Funeral Home, 5 Higginson Ave., Lincoln, RI. El viernes 3 de enero, 2025 a las 10 am será la Misa de Cuerpo Presente en la Iglesia San Carlos, 178 Dexter Street, Providence, RI. Al terminar la misa, saldrá al cementerio North End Burial Ground, 5 Branch Ave, Providence, RI, para recibir Cristiana Sepultura.